Les històries d'una gata de Sitges

7 de noviembre de 2006

Article al dominical de EL PERIODICO (05/11/2006)

Aquest diumenge he llegit un article sobre nosaltres al dominical del El Períodico, és de l'escriptor Felipe Benítez (que segur té un gat...). Aquí el teniu:

"El tamaño importa. Si los gatos tuviesen el tamaño de una jirafa, serían animales domésticos en el mismo porcentaje en que lo son las jirafas. Si los gatos tuviesen el tamaño de un tigre, a ver quién se atrevía a darles un cate cuando se afilasen las uñas en el sofá. La discreción de sus proporciones ha liberado al gato, en fin, de las incertidumbres y molestias de la vida salvaje, hasta el extremo de transformarlo en un animal casero y hedonista que los propios humanos, a los que parasitan con cierto chuleo característicamente felino, sobre todo en lo que se refiere a dieta, a los requisitos higiénicos y a la cesta de dormir, que han de ser de calidad contrastada para no merecer su desprecio. Sírvele a un gato una lata de comida de oferta y tendrás asegurado un drama familiar importante, porque no hay gourmet en este mundo que entienda más de conservas que un gato, a pesar de tener una lengua con textura de papel de lija.

A cambio de una vida confortable, el gato macho está dispuesto incluso a dejarse emascular, circunstancia que, aunque al principio no le cae bien, acaba reportándole el beneficio de no tener que andar por ahí de noche, en las rachas de celo, maullando como un alma en pena, hecho un donjuán de pelos tiesos, indigno y suplicante, haciendo alarde de lascivia, a la espera de que alguna gata se apiade de él y lo conduzca a un callejón oscuro. Ese tiempo que no tiene que perder en galanteos ni en cumplir los protocolos del instinto de procreación, el gato lo invierte en su actividad intelectual más característica: dormir, porque todo gato sabe de sobra –y antes incluso que Calderón de la Barca- que la vida es sueño, concepto propio de la metafísica barroca que ellos llevan a la práctica de la manera más expeditiva posible: durmiendo a cualquier hora y en cualquier superficie mullida, así suenen a la vez todos los despertadores de la casa, porque el gato ha desarrollado una memoria genética que le advierte de que el despertador es un asunto que no va con él, y hay que reconocer que esa displicencia ante los rigores temporales aviva la envidia de muchos humanos, género animal que suele caracterizarse por arrastrar una falta endémica de sueño a causa de sus obligaciones laborales, que han de iniciarse al alba misma, como quien dice. Resulta raro ver a un gato despierto, y si lo vemos es que va camino a la cama.

Hay muchas razas de gato, aunque todas tienen en común unos ojos despavoridos,, quizá porque no acaban de fiarse del todo de sus propietarios, que lo mismo les dan un manotazo mientras duermen encima de la pila de ropa recién planchada, soñando con quién sabe qué, y a veces padeciendo pesadillas cuya trama constituye un misterio para el resto de la unidad familiar: ¿Cuáles serán los terrores oníricos de los gatos? ¿Grandes peces que los devoran? ¿Una habitación fría? ¿Manicuros que les mutilan las uñas? Un filón que se pierde, en definitiva, el psicoanálisis. Como dato curioso, habría que señalar que a los gatos le gustan mucho el jamón york y las gambas, factores nutricionales que seria curioso comprobar cómo conseguirían si, por cualquier azar adverso, perdiesen su rango centenario de mascota."